No sabía
que ibas a llegar
con la
fuerza del oleaje
para
erosionar la emoción de la epidermis.
Que
abrirías los cajones del olvido
y sobre
tus hombros fuertes
cargarías
el peso de nuestras cabezas.
Que
bajo tus pies
se
derramaría como polvo de estrellas
el
tiempo estéril
Y las
cartas amarillas irían por fin a la hoguera
/Sin llantos/sin nada/.
No intuía
que me
enamoraría de ti en todas las estaciones.
Que me doblegarías
y que sería por propia voluntad
tu esclava
sometida
incandescentemente al deseo mutuo.