Pronta entrega

 

Algún día

                           -(quizás no tan lejano)-

en el pavimento húmedo

que yace bajo la tormenta,

sellaremos alegrías.

Las barreras están bajas.

Yo sé que volverás,

para revivir con tu risa los bosques

y apaciguar esta sed que te aguarda.

Ese día,

                 tu y yo

ya no seremos palomas agonizantes

cual puntos suspensivos

 al borde del abismo.

Mi alma estará frente a ti

 como el mar de cara al cielo.

Cuando crucemos las miradas nuevamente

y descubras que para mi

eres lo inmenso 

que jamás nadie haya visto…

Cuando la certeza del encuentro te desnude

sin principio ni final en mi vida,

tu perfume envolverá los días más fríos,

y para entonces

 no habrá alma que se atreva

 a decirme que es pecado.

Ese día, te sumergirás en mi

hasta encontrarme

                                       /encendida /

frente a la   impaciencia de tus besos.